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la independencia... espera


Han pasado más 30 años desde que, el 20 de mayo de 1973, un grupo de estudiantes, liderados por Mustafa Seyid El-Uali, fundara el Polisario, organización destinada en un principio en hacer frente al colonialismo en los últimos años de ocupación española y que pronto se convirtió en el ejército de una nación desterrada frente a sus vecinos del norte.

El Frente contó con el apoyo de Libia y Argelia, de las que recibía asesoramiento militar.

La enconada resistencia saharaui hizo que, en los primeros años del conflicto, llegasen a controlar las tres cuartas partes del territorio y que Mauritania renunciase a sus pretensiones.

La guerra continuó hasta que en 1991 la mediación de la ONU logró que las dos partes aceptasen un alto el fuego y un plan de conciliación de diferencias.
Tras años de negociación, bloqueada constantemente por Marruecos, la situación no es nada prometedora para el pueblo saharaui.

En contraposición con Marruecos, que ha cosechado un fuerte apoyo, especialmente de Estados Unidos, la ideología del Frente Polisario, basada en el socialismo, no despierta las simpatías de la comunidad internacional.


En la actualidad, el Frente Polisario controla parte del Sáhara Occidental cerca de las fronteras con Argelia y Mauritania, al este del muro de arena defensivo - conocido como berm – establecido por el ejército marroquí a lo largo de más de 2.500 kilómetros. Marruecos tiene bajo su dominio las zonas costeras y el llamado “triangulo útil” entre El Aaiún, Esmara y las ricas reservas de fosfatos de Bucraa.

En la encrucijada sin salida que es el conflicto del Sáhara han sido cuatro las propuestas que se han barajado como solución, pero siempre han sido rechazadas por unos u otros.

El nuevo Plan Baker, presentado en enero de 2003, busca la conciliación entre estas opciones y pretende que el Sáhara celebre elecciones autonómicas en el plazo de un año ( desde su aprobación) para que después, en un máximo de cinco años, se produzca un referéndum de autodeterminación. Lo cierto es que esta propuesta tampoco acaba de satisfacer a ninguna de las partes.

Los marroquíes piensan que sería como reconocer la independencia del Sahara y el Frente Polisario que se produciría una 'palestinización' del territorio. Ante esta falta de consenso, se ha optado por prorrogar de nuevo el mandato de la MINURSO, hasta el 31 de octubre, con la esperanza de que, por fin, se produzca un acuerdo.


1. Referéndum de autodeterminación. Esta salida fue aprobada por la ONU en 1991. Incluso se estableció el 26 de enero de 1992 como fecha para su celebración.

Pero ha ido aplazándose y actualmente se encuentra bloqueada debido a las 150.00 apelaciones presentadas por Marruecos, que se opone a esta solución, ante la MINURSO (Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental).


2. Autonomía del Sáhara bajo soberanía marroquí. Aparece recogida en el Acuerdo Marco para el Estatuto del Sáhara, el llamado Plan Baker.

El proyecto prevé la elección de un Consejo Ejecutivo, con amplias competencias, y otro Legislativo, nombrado por todos los habitantes del territorio que hayan residido hasta el 2000. Al cuarto año, el Ejecutivo sería elegido nuevamente por el Consejo Legislativo y el resultante trataría con el Gobierno marroquí el estatuto final del territorio, bajo dos condiciones: primera, que la opción de la independencia queda expresamente prohibida, y segunda, que el electorado incluya a todo ciudadano instalado en el Sáhara un año antes de la votación.
3. División del territorio en dos partes.

La llamada "cuarta vía" parece hoy por hoy una solución complicada. A pesar de que Marruecos no está dispuesta a abandonar la ex colonia española y el Frente Polisario se muestra contrario a otra solución que no sea el referéndum, la medida "salomónica" de dividir el territorio en dos se impone como improbable.

La zona del norte, el llamado Sáhara útil por concentrar los mayores recursos como las explotaciones de fosfatos, quedaría bajo control de Marruecos.

El sur, en cuyas costas se encuentra un nutrido banco pesquero, iría a parar a manos del Frente Polisario.

4. Retirada o nueva prorroga de la MINURSO. Esta misión fue establecida por la ONU en 1991 con las siguientes misiones:- vigilar el alto el fuego- verificar la reducción de tropas marroquíes en el territorio- vigilar el confinamiento de las tropas marroquíes y del Frente Polisario en los lugares asignados- avanzar con las partes para garantizar la puesta en libertad de todos los presos y detenidos políticos del Sáhara Occidental - supervisar el intercambio de prisioneros de guerra- aplicar el programa de repatriación- identificar y registrar a los votantes cualificados- organizar y asegurar un referéndum libre y justo y proclamar los resultadosLa MINURSO ha ido ampliándose permanentemente con la esperanza de alcanzar una solución negociada entre las partes y para mantener el alto el fuego.

Su retirada supondría el fracaso del plan de paz que ha costado ya 560 millones de euros -más de 93.000 millones de pesetas- y 11 años de esfuerzos estériles.

El segundo Plan Baker propone la creación una autonomía bajo soberanía marroquí y un referéndum de autodeterminación dentro de cinco años.

El 'vaquero' Baker: James Baker es el representante especial del secretario general de la ONU para el Sáhara Occidental.

La carrera política de este texano aficionado a la caza, está ligada a la de George Bush padre.

Antes de que Kofi Annan le encargara solucionar el problema del Sáhara (con poco éxito hasta ahora) en 1997, había ocupado cargos como la Secretaría de Estado y la Jefatura del Gabinete de la Casa Blanca.

El plan consiste en convertir al Sáhara Occidental en una autonomía dependiente de Marruecos con competencias educativas, culturales y de recursos pesqueros, pero no en materia de asuntos exteriores, defensa, interior, seguridad, finanzas, moneda, aduanas y comunicaciones.

La idea incluye dos procesos electorales; el primero para nombrar la Autoridad del Sáhara Occidental, que sería el gobierno 'autonómico ' que administraría junto con Marruecos los territorios y una votación al cabo de cinco años a partir de la firma del plan, para decidir si se quiere seguir con ese sistema de gobierno y optar por la autodeterminación, postura que Marruecos no parece muy dispuesto a aceptar.

Después de las presiones internacionales que presentan el Plan Baker como la última opción para lograr la autonomía de los saharauis, el Frente Polisario ha dicho que "está dispuesto a estudiar" esta propuesta. Marruecos no quiere ni oír hablar de autodeterminación de 'las provincias del sur' y sigue defendiendo el Plan Baker1, es decir, autonomía limitada para un Sáhara bajo soberanía marroquí.

El problema del censo es la piedra en el zapato del Frente Polisario y Marruecos.

Aunque en 1991 se decidió que un referéndum decidiría sobre el futuro del Sáhara, Marruecos ha hecho todo lo posible por boicotear el trabajo de la MINURSO, el organismo de la ONU encargado de elaborar el censo.

Con su aceptación del Plan Baker el Frente Polisario cede y asume que puedan participar en las votaciones las personas que hayan residido de forma continua en el Sáhara Occidental desde el 30 de diciembre de 1999, una exigencia del Reino Alauí para incluir a las comunidades de marroquíes desplazadas a la zona (alrededor de 130.000 personas).

Además votarán los mayores de 18 años reconocidos como votantes saharauis por la MINURSO hasta el 30 de diciembre de 1999 (86.000 personas en total), los refugiados de Argelia y otros países inscritos en las listas de ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) hasta octubre de 2000 (unos 160.000).

Para muchos sectores el plan de Baker no es más de una adaptación de la propuesta elaborada por Marruecos a instancias de Kofi Annan .

Esta proposición excluye explícitamente la opción de la independencia. Analistas internacionales pronostican la 'palestinización' del Sáhara, ya que el plan incluye armar a las dos partes en conflicto.
Se niega rotundamente a la independencia del Sáhara Occidental.
El rey alauí está dispuesto, como mucho, a convertir el controvertido territorio en una región autónoma.

Los recursos naturales de la zona -petróleo, gas, fosfatos, pesca- son demasiados como para renunciar a su control y administración. Hace sólo unos meses se constituyó la Agencia marroquí de Desarrollo Económico para las provincias del Sur.

Marruecos pretende invertir en infraestructuras y asegurar su presencia en esta tierra en la que el oro negro ha despertado el interés de diversos países.

El "Plan de Autonomía" propuesto por James Baker -enviado de las Naciones Unidas- contempla que la bandera, la moneda, las aduanas, la política exterior , los asuntos internos, la policía y la justicia, entre otros asuntos de Estado, dependan de Marruecos. Después de cuatro años, se podría organizar un referéndum para valorar la conformidad de los saharauis con esta política, si Marruecos lo considera necesario.

Con tres años de reinado a sus espaldas, el rey Mohamed VI se juega en el Sáhara buena parte de su prestigio popular. El país no despega y la inversión extranjera se resiste. El monarca necesita de un golpe de efecto. Lograr la marroquinidad del Sáhara sería, para él, perfecto
Pero la República Democrática Árabe Saharaui, reconocida por 70 paises,- y su presidente, Mohamed Abdelaziz, se niegan a otra opción que no sea la convocatoria e inmediata celebración del referéndum de autodeterminación que estuvo a punto de celebrarse por primera vez hace más de 27 años cuando España renunció a la colonia, y que se pospuso con motivo de la guerra entre Marruecos y el Frente Polisario a enero del 92.

Sin embargo el principal punto del Plan de Arreglo de la ONU y de los Acuerdos de Hudson, aceptados por ambas partes, y que contemplaban la realización de un referéndum para que la población eligiera entre la independencia o la integración en Marruecos, no se ha llegado a materializar.


La cuestión más espinosa la constituye el censo.

¿Cuál es en realidad la población con derecho a voto en el Sáhara Occidental?

Se calcula que hay cerca de 300.000 saharauis, de los que 120.000 viven en el territorio ocupado por Marruecos, y algo más de 180.000 en los campos de refugiados del área de Tindouf, en la vecina Argelia, de estos, unos 87.000 podrían votar.


Hay que contar también con alrededor de 130.000 marroquíes de los 200.000 asentados en el Sahara, para los que el Gobierno de Marruecos pretende conseguir el voto pues apoyarían la integración.

Esperemos que se consiga llegar a un entendimiento que consiga no derramar ni una gota de sangre y que la tierra no sea propiedad de nadie, sino que la disfrute nada más el que la ame y la sienta como una madre....



La independencia por si sola no es una solución.... hay que anteponer el amor y la comprensión entre los hombres, para conseguir un acuerdo de paz y con convivencia.


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