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hijas de la arena


Son el pulmón de los campamentos de refugiados de Tinduf. Llegaron a este rincón de arena, cedido por Argelia, huyendo de una ocupación desalmada de su tierra. Levantaron casas de lona (jaimas) y crearon un pueblo a imagen y semejanza del que se vieron obligadas a dejar atrás, aunque con una estampa distinta, cuando España abandonó a los saharauis a su suerte.

Marruecos no perdió oportunidad y reclama desde entonces la soberanía de una tierra que no le pertenece. La resistencia y tenacidad de las mujeres siempre han estado latentes. Es más, ellas son la piedra angular de la sociedad saharaui en los campamentos de refugiados, situados en medio de la estéril hammada argelina.



responsable de Relaciones Internacionales de la Unión Nacional de Mujeres Saharauis; Zahra Ramdan.

"Es triste tener que vivir de la solidaridad de los demás cuando tu tierra es rica".


La declaración de esta mujer, que lleva el reclamo de paz de los saharauis por el mundo, resume el sentir de esta gente para la que el derecho reconocido internacionalmente a su independencia es una cuestión de "vida o muerte".

"Hemos contado con las majeres en todos los campos de nuestra lucha; sin ellas y sus sacrificios y abnegaciones nada habría sido posible y, sin su aporte y lucha, tampoco será posible la independencia". Estas palabras corresponden al encargado de la orientación política del Frente Polisario, Jatri Addun, durante la clausura del IV Congreso Nacional de Mujeres Saharauis, celebrado en marzo pasado en los campamentos de refugiados. Esta organización, a la que pertenecen todas las saharauis mayores de 16 años, se creó en 1974 como vía de orientación y movilización en la batalla contra el colonialismo español y marroquí.

Detrás de unas gafas se esconden unos ojos que anhelan volver a observar las calles de su ciudad en libertad. Con 16 años tuvo que decir adiós a su familia y huir en busca de una nueva vida. Ser militante del Frente Polisario estaba unido a represión y persecución. Corría el año 75. España salió del Sáhara y dejó vía libre a Marruecos. "Querían extinguir a los sahararauis", recuerda 26 años después Zhara Ramdan. Con un perfecto acento, español, esta mujer repasa la dureza de la vida en los campamentos de refugiados, la exigencia de su pueblo de que se cumplan los acuerdos de las Naciones Unidas, que pasan por devolverles a los saharauis el territorio que les corresponde por derecho, y la importancia del papel de la mujer en una lucha que dura casi tres décadas.
Temor a las represalias.
Zhara Ramdan es cauta y mide cada una de sus palabras. No es partidaria de dar muchos datos sobre su experiencia personal. Su familia aún vive en El Aaiún y tiene miedo a las posibles represalias marroquíes.
Familias enteras han sido arrestadas, incluidas madres e hijas. Muchachas saharauis muy jóvenes han muerto y sucumbido a la tiranía marroquí. Hay en total 850 desaparecidos, de los que una gran parte son mujeres. En las prisiones alauís permanecen muchas saharauis, algunas soportando un cautiverio de más de diez años.

Hace cinco años pudo abrazar a su madre después de dos décadas sin verla. Zhara Ramdan se emociona al contar ese encuentro soñado. La abuela vio a su nieta cuando tenía la misma edad que su hija cuando huyó.
Esta historia. no es excepcional. Se repite en muchas de las 200.000 familias que viven en los campamentos y que tuvieron que dejar atrás a los suyos en los territorios ocupados por Marruecos, donde viven otros 200.000 saharauis. "La gente que vive allí sí que sabe lo que es sufrir la presión y acoso marroquí", asegura.

Las pupilas de Zahra Ramdan brillan cuando habla del Sáhara libre. Un país dividido en Saquía el Hamra (norte) y Río de, Oro (sur), con 1.500 kilómetro de costa" Atlántica. Un mar que muchos saharauis no han visto nunca y muchos otros se deben conformar con la imagen que guardan de él en su memoria.

Una memoria que se niega a olvidar aquel mes de octubre de 1975, cuando Marruecos agredió e invadió un territorio que no era suyo, aprovechando la marcha sin avisar de los españoles.

El pueblo saharaui fue colonizado por España a finales del siglo XIX. "Creemos que por fin este país se ha dado cuenta de que se puede paliar esta deuda histórica con los saharauis. Esperamos que no nos defraude", confía Zahra Ramdan.

Sin embargo, bien distinto es su parecer sobre el papel desempeñado por el enviado especial de la ONU en la zona, James Baker, que se encarga del expediente saharaui desde 1997.
"Teníamos mucha fe en él, pero cambió. Esperamos que rectifique en su actitud. La credibilidad de la ONU está en juego",

sentencia la responsable de Relaciones Internacionales de la Unión Nacional de Mujeres Saharauis.

El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el pasado jueves por unanimidad la ampliación por dos meses más de la Misión para el Referéndum del Sáhara Occidental (MINURSO), con el fin de ampliar los plazos a las partes para que consideren la propuesta presentada por James Baker.

Según dijo el antiguo secretario de Estado americano, su iniciativa fue elaborada "sobre la base de una recomendación del Consejo de Seguridad de la ONU para promover la autodeterminación".

Sin embargo, las proposiciones que presentó James Baker durante su visita a la región del Magreb, realizada entre el 14 y 17 de enero, "no son más que una repetición apenas modificada del Acuerdo marco", explica Zahra Ramdan.

Un comunicado hecho público por las autoridades saharauis el pasado 18 de enero corrobora su afirmación: "La última proposición de Baker es una repetición, una versión apenas disimulada del acuerdo marco", que ofrece "una autonomía de cuatro años a cuyo término, un cuerpo electoral, constituido en un 65% de colonos marroquíes, decidirá, mediante referéndum, el estatuto definitivo del territorio".

Para los saharauis, recuerda Zahra Ramdan, la solución al conflicto pasa obligatoriamente por el derecho de este pueblo a la autodeterminación e independencia conforme a la legalidad internacional, a las resoluciones de la ONU y a los acuerdos de Houston, firmados bajo los auspicios del mismo James Baker.


La representante saharaui insiste en que su pueblo está formado por gente de paz. Casi tres décadas en el exilio alzando su voz y dejando la huella de su S.O.S. en cada rincón del mundo son hechos más que suficientes para demostrar la gran paciencia que ha tenido este pueblo. "La comunidad internacional nos va a obligar a empuñar las armas", lamenta Zahra Ramdan.

"Estamos dispuestos a resistir hasta que se derrame la última gota de sangre", añade con contundencia esta mujer que es ejemplo de tenacidad y resistencia incombustible, una fuerza que es extrapolable al resto de las mujeres que durante 27 años llevan el timón de un pueblo condenado a vivir en la tierra seca del desierto argelino y a subsistir gracias a la solidaridad de otros pueblos. Zahra Ramdan define con una frase el significado de los campamentos de refugiados: "Son la injusticia personificada a un pueblo".

"Muchas de nuestras mujeres, que no han tenido la oportunidad de salir de los campamentos, se preguntan, al ver la televisión y escuchar la radio, ¿Cómo ese mundo puede estar aceptando esto?", asegura la representante de la Unión Nacional de Mujeres Saharauis.

Están "cabreadas" y se sienten "humilladas".

Esta es la única respuesta que obtienen a sus interrogantes.

La mujer saharaui se convirtió desde el principio en ejemplo de resistencia.

Mientras los hombres morían luchando por su tierra, ellas levantaron ciudades con casas de lona y adobe sobre las arenas del desierto más ingrato del mundo.

Es indiscutible el protagonismo asumido por ellas en todos los ámbitos de la vida social, educativa, sanitaria, laboral y moral, hasta lograr una sociedad digna. Una sociedad donde los niños, los más vulnerables, no han perdido la sonrisa.

Son las víctimas inocentes de una lucha que sólo tiene un camino: recobrar la libertad arrebatada hace 27 años por Marruecos.

Un país libre de mujeres libres
Las saharauis no están dispuestas a que cuando el país logre su emancipación ellas deban quedar relegadas a segundo plano.

Son muchos los logros conseguidos durante el periodo de lucha por la independencia de su tierra.

Son musumulmanas, pero las diferencias de sexo son menos acentuadas que en otras partes del mundo islámico.
Durante años d exilio, ellas se na convertido en organizadoas de la vida en los campamentos. Todas trabajan y su nivel de preparación cultural no es distinto al de los hombres.

La mujer saharaui no está obligada a llevar velo y ser madre soltera no es un impidimento para un matrimonio posterior.

La poligamia, típica en el mundo islam, es excepcional y el divorcio se festeja: las mujeres manifiestan su alegría ante la nueva situación y su estado de libertad.

Es más, los casos de malos tratos a las mujeres por parte de los hombres son insignificantes. Zahra Ramdan asegura que "estos son repudiados y aislado por la sociedad".

Las saharauis no están dispuestas a que sus conquistas en tiempo de crisis se evaporen cuando los hombres no tengan que ocuparse de la guerra.

Ellas no están dispuestas a bajar la guardia. "La mayoría piensa que la paz conllevará todas las tranquilidades, Pensar así es un grave error, ya que las actuales conquistas son sólo el primer paso de los muchos que hay que dar en el futuro.

Ésta es una buena base para empezar, pero si la perdemos se desmoronarán todos nuestros sueños sobre la igualdad de derechos", advierte Maima Mahamud Nayen, una de las mujeres de la Unión Nacional de Saharauis.

PILAR FEO

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muchas gracias, estas lineas me ayudan a comprender muchas cosas vividas en el Sahara.

tatietxalar@hotmail.com

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